El Dibujo Humorístico
proyecto y realización de
PARRAMÓN PAIDOTRIBO
dirección editorial
MARÍA FERNANDA CANAL
edición
TOMÀS UBACH
ayudante editorial y archivo iconográfico
Ma CARMEN RAMOS
textos
SERGI CÀMARA
realización de los dibujos
SERGI CÀMARA
diseño de la colección
JOSEP GUASCH
maquetación y compaginación
ESTUDI GUASCH, S.L.
fotografías
NOS & SOTO
SERGI CÀMARA
1.ª edición: septiembre de 2009 Derechos exclusivos de edición para todo el mundo © ParramónPaidotribo www.parramon.com / E-mail: [email protected]
ISBN: 978-84-342-3525-0 ISBN EPUB: 978-84-342-4218-0
Depósito legal: B-30.480-2009
Sumario
Presentación
CÓMO SE GENERAN LAS IDEAS
El humor y los humoristas
Las ideas están ahí, en todas partes, pero… ¿dónde exactamente?
Los diferentes tipos de humor
La caricatura; la exageración, lo grotesco
Los clichés. Un recurso fácil, o…
Lo importante no está en el “qué”, sino en el “cómo”
La creación de nuestro propio cliché
LOS MATERIALES
Los primeros esbozos
Lápices y portaminas: el material esencial
El arte de pasar a tinta
Rotuladores, plumas estilográficas y bolígrafos
El trabajo en color
LA NARRATIVA
Recursos narrativos de contenido
La situación cómica
La comicidad por impactos
Estructura del gag
La tira cómica
Planificación en la tira cómica
Recursos narrativos de forma
La viñeta; el escenario del gag
Los bocadillos de diálogo
La rotulación: “la voz” de los personajes
Los recursos gráficos de refuerzo
La composición y la perspective
Algunas formas de componer una viñeta
La perspectiva; unos conceptos básicos
EL DIBUJO EN EL HUMOR GRÁFICO
Los estilos del dibujo humorístico
Cómo encontrar el estilo
Los tres estilos fundamentals
En busca del estilo personal
El trazo, la esencia del estilo
La mancha, el universo de los semitonos
La aguada, una técnica clásica para tener en cuenta
El color, el medio más expresivo
LA CREACIÓN DEL UNIVERSO GRÁFICO
La figura humana
Nunca está de más
La construcción de la cara
La construcción del cuerpo
El dibujo de las extremidades
La pose, el lenguaje corporal
La expresión; la comunicación no verbal
El antropomorfismo; “humanidad” animal
Las hojas modelo
Fondos, decorados y entornos
Una buena práctica: la referencia fotográfica
Diferentes tipos de entornos
LOS FORMATOS EN EL DIBUJO HUMORÍSTICO
El soporte que mostrará nuestros gags
El gag de prensa
Viñetas en sucesión: la tira cómica y la historieta
El dibujo humorístico en publicidad
La ilustración editorial
Creación de personajes para dibujos animados
Humor gráfico en la red
Glosario
Bibliografía y agradecimientos
Presentación
En los estertores de la dictadura española, entre 1972 y 1975, se inició “la edad dorada del humor gráfico español”, que duró aproximadamente hasta 1978, ya en plena transición hacia la democracia. Numerosas revistas de humor gráfico salieron al mercado con la intención de agitar las conciencias de un pueblo temeroso aún de abrirse y de “ver mundo”.
Con el dibujo humorístico pueden transmitirse ideas puramente lúdicas, pero también reflexiones profundas que aunque terminen conduciendo a la risa del lector, no dejan de ser serias llamadas de atención sobre diversos aspectos sociales.
Por esa época, yo contaba con apenas trece años y una abultada carpeta de dibujos (lamentables en su mayoría) cargados de ilusión. Recuerdo que, haciéndome pasar por un adolescente de dieciséis, me puse en contacto telefónico con la redacción de una de esas revistas para mostrar mis trabajos. La secretaria con la que hablé me concretó una cita con el editor para el 20 de septiembre de 1977 a mediodía.
En los días que quedaban para la entrevista fui preparando más material, tratando de afinar los contenidos de mis gags con el tono satírico de la revista en la que deseaba con todas mis fuerzas que fuesen publicados.
El lunes 19 por la mañana, la amable secretaria me volvió a llamar para aplazar mi reunión un día más debido a que el 20 había consejo de redacción, y el editor, los dibujantes y demás colaboradores tenían que reunirse para revisar contenidos.
Ese día 20 a mediodía, los noticiarios televisivos informaban de que en la redacción de la revista El Papus, y a la hora en la que yo hubiese sido citado, un grupo terrorista hizo estallar una bomba que causó la muerte del conserje del edificio y dejó una docena de heridos, entre ellos la secretaria con quien había hablado en las dos ocasiones.
Tres años más tarde, cuando ya sí era un adolescente de dieciséis, conseguí publicar mis dibujos en tres de las revistas de esa misma editorial.
No obstante, aquel día, el de la bomba, aprendí dos cosas. La primera; que el dibujo humorístico es una profesión de alto riesgo, similar a la de los detectives privados de las teleseries norteamericanas, pero con la diferencia de que los humoristas, en lugar de ir trajeados y cargar con pistolas, vestían pantalón vaquero, lucían pobladas barbas y sus armas eran lapiceros, pinceles e ingenio. La segunda: descubrí que hay gente aquejada de una terrible enfermedad denominada “falta de sentido del humor”, gente que persigue y pone bombas contra aquellos que utilizan la sátira gráfica para ayudar a una sociedad a pensar por sí misma. Seres intolerantes contra los que el humor gráfico, al parecer, es un arma poderosamente efectiva, o cuanto menos… molesta.
La intención de este libro es mostrar el modo de utilizar el arma del humor: desde cómo generar ideas hasta cómo desarrollar un estilo gráfico propio con el cual expresarse y desenvolverse en esta apasionante profesión; bien sea desde su aspecto más satírico y mordaz, o desde su forma más lúdica y de puro entretenimiento, ya que, en definitiva, se trata simplemente de eso, de entretener, aunque haya quien se tome demasiado en serio…, a un humorista.
Sergi Càmara
Sergi Càmara, nacido en Barcelona en 1964 y vinculado al mundo del dibujo humorístico desde que, a los 16 años, empezó a publicar gags y tiras cómicas en diferentes revistas de humor gráfico y satírico, en plena época de transición política española.
Al mismo tiempo, se especializó en dibujos animados para publicidad y series de televisión, así como en ilustración para cuentos infantiles y libros de texto, adaptándose a varios estilos y diferentes formatos dentro de esta disciplina de dibujo humorístico.
En 1989 creó su propia productora, Studio Camara, en la que desarrolla desde entonces su trabajo como productor, guionista, realizador, creador de proyectos y animador, colaborando en numerosas producciones españolas y extranjeras.
En 1997 creó al personaje Slurps, pensado inicialmente para realizar una serie de tiras cómicas, pero que mediante una coproducción con una productora de Nueva York, terminó convirtiéndose en una serie de dibujos animados de corto formato dirigida por él y que alcanzó un gran éxito comercial, y se emitió en más de 130 países a través de las cadenas de televisión más prestigiosas del mundo: Fox Family Channel (USA), TV Azteca (México), Disney Channel (Italia), Time Warner (América Latina), Taurus Film GMBH & Co (Alemania), Teletoon (Francia y Canada), entre otras.
Actualmente, sigue desarrollando nuevos proyectos para animación, escribiendo e ilustrando cuentos infantiles para diversas editoriales en España, Inglaterra y Estados Unidos. También está trabajando en un proyecto de tiras cómicas para prensa impresa y en su versión animada y multimedia para prensa digital.
Cómo se generan las Ideas
“QUIEN NOS HACE REÍR ES UN CÓMICO. QUIEN NOS HACE PENSAR Y LUEGO REÍR ES UN HUMORISTA.”
George Burns.
El humor y los humoristas
SERGI CÀMARA. EL HUMORISTA GRÁFICO, 2009.
TINTA SOBRE PAPEL
El humor es una actitud ante la vida.
Podríamos decir que “los problemas” se minimizan de un modo considerable si afrontamos los acontecimientos cotidianos con buen humor. Dar la espalda a situaciones desfavorables o concederles mayor importancia de la que tienen, al final, se convierte en un grave problema. En ningún caso eso debe significar hacer mofa o frivolizar sobre las desgracias ajenas. Reírse del desfavorecido es caer directamente en el escarnio y alejarse del humor puro y genuino.
El humorista gráfico suele ser un individuo que entiende la sutil diferencia entre el humor y el escarnio y que, a través de sus ideas, incide directamente sobre los responsables de las distintas injusticias sociales o sobre las situaciones causantes de desequilibrios entre semejantes; naturalmente, eso ha sido motivo de numerosos encontronazos con el poder y de que, en no pocas ocasiones, los humoristas hayan sido perseguidos por poner en jaque a personajes públicos o a instituciones.
Así pues, hablar de humoristas es hablar de artistas a los que, a veces, alguien se toma muy poco en broma.
Ia idea de invocar la aparición de las nueve musas griegas para que arrojen algo de luz sobre nuestras cabezas y nos ayuden a generar ideas, es muy loable, pero poco productiva. Las musas, como diosas que son, viven en el Olimpo, y allí, es tal el aspecto lúdico que han tomado sus vidas que difícilmente actuarán en beneplácito de cualquier mortal que quiera, en un momento dado, darle forma a una idea.
las ideas están ahí, en todas partes, pero… ¿dónde exactamente?
Dejemos, pues, a las musas con sus bailes y sus alegres cánticos y centrémonos en una forma más práctica de generar ideas y que se basa en tener la mente alerta a todo cuanto acontece a nuestro alrededor.
La inspiración viene del trabajo constante y no deja de ser una “virtud” que va haciéndose fuerte en nosotros a través del ejercicio y de su constante puesta en práctica.
LA PRENSA Y LOS DIFERENTES MEDIOS DE COMUNICACIÓN
En numerosas ocasiones, la prensa, la televisión e incluso los programas radiofónicos constituyen una buena fuente de inspiración para humoristas gráficos. Y lo son precisamente por “su letra pequeña” o por “la lectura entre líneas” que el humorista hace de todo cuanto se publica o se dice a través de dichos medios.
La manipulación de los acontecimientos noticiables está a la orden del día incluso en las sociedades más democráticas, y cada medio juega a favorecer de un modo u otro al sector político al que indirectamente, o de un modo descarado, brinda su apoyo. En ese caso, el chiste, el gag y la tarea del humor debe servir de contrapunto a una información tendenciosa y mostrar de forma nítida una realidad que ha sido desenfocada de un modo deliberado, o no.
Obviamente, un chiste tampoco constituirá nunca una verdad absoluta, ya que nadie puede afirmar que es poseedor de ella a menos que sea desde un punto de vista fanático, así que la contribución del gag será simplemente ofrecer, mediante una sonrisa, un punto de vista que invite a la reflexión.
El humorista tiene que estar informado, pero no como lo estaría cualquier ciudadano de a pie. Parte de su trabajo consiste en escudriñar meticulosamente la información que dan los medios de comunicación para desvelar posibles manipulaciones, y además… hacerlo con gracia.
La calle es una fuente de inspiración constante para todo humorista gráfico, basta con observar la cotidianeidad desde cierta distancia.
Las veladas en agradable compañía son fruto también de innumerables situaciones divertidas que pueden mostrarse en forma de humor gráfico.
SALIR A LA CALLE
Aparte de para tomar apuntes del natural y ganar agilidad en el dibujo, que también, salir a la calle puede ser muy provechoso. Un paseo en familia, bajar a comprar el pan, salir a dar una vuelta, etc., puede reportar al humorista gráfico el material necesario para realizar una buena serie de gags en los que mostrar comportamientos característicos de la sociedad en la que vive y de los diferentes individuos y clases sociales que la componen.
CHARLAS CON AMIGOS Y REUNIONES FAMILIARES
El humorista gráfico no siempre es el más gracioso de un grupo social, ni el encargado de hacer pasar una agradable velada con sus anécdotas, chistes y chascarrillos. Se trata más bien del observador que está atento a todo ese material que puede ser susceptible de generar un buen gag. En muchas ocasiones, sus chistes provienen de experiencias vividas en el entorno que frecuenta con familiares y amigos.
EL SOBRESALTO NOCTURNO
Es probable que la necesidad por crear nuestro gag y la tensión acumulada a lo largo de la jornada, hayan bloqueado en parte nuestra mente e impedido que las ideas fluyan de un modo natural, o cuanto menos, no hayan sido, en nuestra opinión, lo suficientemente buenas o bien planteadas.
Durante la noche, en nuestra cama, y en ese momento en el que la vigilia va dando paso al sueño, esas ideas pueden empezar a tomar forma en nuestra mente debido a que, por fin, nos hallamos en una situación relajada. En ocasiones, tratamos de recordarlas para trabajar con ellas al día siguiente, pero esto suele ser un error, ya que cuando llega la mañana… las hemos olvidado. Lo mejor es tratar de mantener un estado relajado durante todo el día para que esas ideas no empiecen a fluir a horas intempestivas, pero si no somos capaces de ello, y pese a las quejas familiares, tendremos que calzarnos las zapatillas y garabatearlas para no perderlas.
A veces, es necesario salir en auxilio de una idea que acude a nuestra mente… sea a la hora que sea.
los Diferentes tipos de humor
Las desgracias y calamidades son en muchas ocasiones los principales puntos de referencia del humor gráfico. A partir de ahí, cada humorista, en función de su temperamento, recreará su versión en el más puro humor negro, satírico, irreverente, erótico, político, etcétera.
¿de qué nos reímos? De casi todo: el resbalón de una persona y su estrepitosa caída en mitad de la calle puede causar el desasosiego de algunos transeúntes y la carcajada de otros. Una situación dramática, incluso propia, puede causarnos terror o hacernos reaccionar con una risa nerviosa. Ante una mala noticia se nos puede venir el mundo encima, tratar de encontrarle algún sentido, comprobar que carece de él, y añadirla a una larga lista de desgracias que nos hacen estallar en una sonora carcajada terapéutica que nos ayuda a asumir una temporada de mala racha. El valor del humorista gráfico radica en hacer reír a los demás con aquello que no es divertido. Lo que tiene gracia, en la mayoría de los casos, no es la realidad, sino lo que se transmite de ella y el modo en que se hace. Un humorista debe saber reírse de sí mismo y, a la vez, de todo, debe saber distanciar el ego y marcar el límite entre esas tragedias que se niegan a tomarse en serio para trabajar sobre nuestras esperanzas.
Para llegar a ello existen diferentes caminos, algunos más cercanos a una forma de comicidad que al humor propiamente dicho en su más profundo significado, pero todos ellos útiles para transmitir una idea, un mensaje a través de un gag.
La agudeza, la mordacidad, la sátira, la ordinariez, la radicalidad, la agresividad, etc., casi siempre obedecerán al modo de ser de cada humorista, que en general, busca encontrar las partes más débiles de la sociedad, escarbar en ellas y, de paso, un poco en nuestras conciencias.
El humor blanco nos permite tratar temas que nos generan empatía y no nos producen rechazo por el hecho de encontrarse exentos de sarcasmo.
EL HUMOR BLANCO
Es un estilo de humor amable que no hiere ni afecta el ánimo del lector, ya que carece de connotaciones negativas. En ocasiones, es considerado el estilo de humor más simplón o el comúnmente utilizado en países conservadores, e incluso en aquéllos con gobiernos totalitarios que ejercen una vigilancia extrema sobre las libertades de expresión; no obstante, tal afirmación no es exactamente cierta, ya que el humor blanco, al llegar a nosotros de un modo tan sutil, puede abordar temas delicados y realizar un efectivo análisis social y humano desde un punto de vista profundo, filosófico, y sin la carga a simple vista “negativa” que pueden ofrecer otras propuestas cargadas de ironía o sarcasmo. Este humor no genera rechazos a priori. Nos permite sentir empatía respecto a cualquier tema propuesto a través de su aparente amabilidad y tiene mayores posibilidades de aproximación a determinados conflictos.
El humor blanco puede tratarse de una simple situación más o menos divertida o cómica.
El humor negro pone a prueba la frontera entre el buen gusto y el mal gusto. Para los amantes de este humor, un gag puede estar “en su punto”, mientras que sus detractores siempre considerarán que el humorista se ha pasado de la raya.
EL HUMOR NEGRO
No se trata simplemente de un modo de provocación, también podría considerarse una forma de expresión que ayuda a superar realidades terribles, o un modo de cubrir algunas necesidades catárticas del ser humano, ya que aborda de manera directa todas aquellas situaciones que para la mayoría son serias. El artista utiliza un tono satírico, políticamente incorrecto y corrosivo que le permite entrar en cuestiones tremendamente delicadas: la muerte, las enfermedades, las minusvalías, el terrorismo, la religión, el hambre, la guerra, etcétera.
Adopta la forma de la paradoja proponiendo una actitud abiertamente burlona, pero a la vez, creando en el lector una cierta inquietud que se aleja de todo protocolo y resultando subversivo en contra de determinados rituales sociales.
Aunque pueda parecer lo contrario, el humor negro requiere una sutileza extrema y un gran control del sarcasmo para transgredir los límites de la moralidad sin caer en el abuso fácil y desmedido.
Para muchos, el humor negro no es más que otro modo de denuncia ante algunas prácticas de nuestra sociedad.
EL HUMOR IRREVERENTE
Plantea una profunda falta de respeto ante algo o alguien “intocable” en una sociedad, que al margen de tratarse de personas o instituciones, adquieren un valor y un carácter místicos más allá de toda racionalidad.
El humorista irreverente rompe esos vetos con un descaro que puede rozar lo blasfemo y caer deliberadamente en lo irrespetuoso, impío, descarado y desdeñoso.
En no pocas ocasiones, este tipo de humor supone una liberación y una bocanada de aire fresco para el lector que lo recibe y que coincide con el punto de vista del autor. Por el contrario, resulta un humor hiriente y claramente ofensivo para aquellos que siguen fielmente determinadas premisas por más dogmáticas que sean.
Las monarquías, las creencias religiosas, los patriotismos exacerbados, los regímenes políticos autoritarios, las legislaciones férreas y los representantes directos de cualquiera de los estamentos citados, acostumbran a ser el blanco de este tipo de humor que ocasiona no pocos problemas a quienes lo practican.
En algunos lugares del mundo, los autores de este tipo de humor han sido perseguidos e incluso amenazados de muerte por colectivos pertenecientes a integrismos radicales. Las instituciones que se toman demasiado en serio a sí mismas o a los miembros que las forman, en ocasiones muestran claros síntomas de falta de sentido del humor.
Las creencias religiosas, con frecuencia, son puestas en tela de juicio mediante el humor gráfico, y poco le gustaría a un creyente ver un gag en el cual Dios descubriese que el mundo que cree haber creado no es más que otro producto Made in China.
EL HUMOR SATÍRICO Y SOCIAL
Utiliza el ingenio y la anécdota para criticar conductas y costumbres deshonestas de algunos individuos o grupos sociales, expresando así indignación con un propósito moralizador, lúdico o puramente burlesco. El autor ridiculiza y pone de manifiesto los vicios, abusos o deficiencias individuales o colectivas del sector social por el cual muestra su desaprobación. Quizá con la sátira se pretenda lograr una mejora de la sociedad, pero lo cierto es que está concebida para la diversión; no obstante, el humor no es su principal propósito, sino más bien un ataque claro y dirigido a unos individuos o colectivos determinados. La sátira está cargada de sarcasmo, ironía, burla y parodia, y puede darse de diversas formas:
– Por reducción: empequeñecer hasta la más pura simpleza alguna conducta o a algún individuo para mostrarlo como algo ridículo.
– Por amplificación: exagerar y evidenciar los defectos de un individuo o situación determinada. Es la técnica utilizada en la caricatura.
– Por yuxtaposición: coloca al mismo nivel cosas de importancia desigual y ridiculiza a unas en comparación con otras.
La comparación entre dos clases sociales sirve para mostrar, a través de la sátira, los abusos de una clase con respecto a la otra.
Con la sátira que se sirve de la magnificación, el autor desaprueba los injustos abusos de asociaciones o colectivos encargados de recaudar cantidades económicas que no siempre terminan en manos de sus presuntos beneficiarios.
EL HUMOR POLÍTICO
Se sirve de la sátira en cualquiera de sus formas vistas en el apartado anterior. Es el humor más habitual en prensa diaria y el que le toma el pulso de un modo directo a la más rabiosa actualidad. Al contrario que con otro tipo de gags, el humor político difícilmente es atemporal, ya que sus objetivos son las decisiones políticas y los líderes del momento, de manera que un chiste fuera de su contexto de actualidad perderá su sentido, aunque bien es cierto que permanecerá en las hemerotecas y servirá, en no pocas ocasiones, como símbolo para destacar una época o una decisión política determinada. El gag de actualidad política es esencial en la prensa diaria, ya que tiene la capacidad de divertir e irritar a partes iguales; a su vez, un buen chiste político puede reforzar algunos prejuicios o desmontar demagogias. El humorista gráfico especializado en chistes políticos suele ser cínico por naturaleza, analista de la actualidad, muy puesto al día y un experto en saber leer entre líneas y en sacar punta a aquello que los políticos no dicen, pero en realidad piensan o viceversa.
Una de las técnicas más utilizada por estos humoristas es la caricatura, ya que sin duda se trata de un modo eficaz de “retratar” al político de turno y mostrárselo de un modo grotesco al lector. Para ello, el caricaturista debe ser un dibujante competente. Los humoristas que prescinden de dicha técnica acostumbran a hacer un humor político atemporal, los líderes que aparecen en sus chistes son ficticios y retratan un comportamiento global de la clase política, pero no ponen el dedo “acusador” sobre ningún personaje en concreto.
El humor político más sangrante e incisivo es el que aparece en los rotativos de los países donde la libertad de expresión está más generalizada, y nadie duda de que esto es un síntoma de buena salud social. Por el contrario, es inexistente en los países cuyos gobiernos ejercen la censura sobre los medios de información.
El humorista gráfico especializado en chiste politico puede denunciar algunos abusos de poder.
A través del humor político se puede mostrar la desidia de algunos políticos y de sus gestiones con el único fin de sacar beneficios personales.
la caricatura; la exageración, lo grotesco
no corresponde a un tipo de humor propiamente dicho. Hasta ahora, sólo se han mencionado los tipos más representativos, pero sin duda existen variaciones sobre ellos, al igual que numerosos puntos de coincidencia que hacen difícil establecer la frontera entre dónde termina un tipo de humor y dónde empieza otro; por ejemplo, el humor político podría compartir perfectamente espacio con el satírico, ya que gran parte del humor político utiliza la sátira para desarrollar sus gags; no obstante, por su especialidad tan concreta, casi todos los estudios coinciden en clasificarlos en apartados distintos.
Algo similar le sucede a la caricatura. Podemos hacer todo tipo de humor con personajes que sean reconocibles para el lector, satirizarlos, utilizarlos como blanco de nuestro humor negro, ser amables con ellos y realizar una crítica sutil a través del humor blanco, pero sin duda, donde la caricatura se mueve con más agilidad es en el humor político.
La caricatura puede ser muy elaborada y parecer un auténtico retrato distorsionado del personaje. En este caso, vemos a un Clint Eastwood apergaminado por el paso del tiempo, pero manteniendo su rictus de “tipo duro”. Una caricatura amable sobre un genio cinematográfico e, indudablemente, un clásico.
INTERPRETACIONES DE LA CARICATURA
La caricatura nos permite hacer un “retrato” del personaje central del gag y exagerar sus rasgos físicos y faciales, e incluso algunos aspectos comportamentales que nos ayuden a resaltar el defecto moral del personaje hacia el cual se dirige la crítica.
Con esta técnica se pretende conseguir un efecto grotesco con el que ridiculizar a instituciones políticas, religiosas o sociales, siendo en estos casos cuando la caricatura adopta su matiz más satírico. Pese a ello, con la caricatura se pueden crear también simples dibujos de humor amable en los que, lejos de la pretensión de denigrar a los personajes, se pretende, de algún modo, rendirles un simpático homenaje.
Como ejemplo de este tipo de caricatura humorística tenemos las que se basan en personajes del mundo del cine, de la televisión y del espectáculo en general… e incluso en algún representante político cuya gestión no es del todo lamentable.
Curiosamente, resulta difícil encontrar a un personaje público verdaderamente ofendido por ver de manera constante su caricatura en la prensa diaria; en cierto modo, cualquier personaje conocido sabe que está expuesto a los medios de comunicación y, le guste o no, ser el blanco de los caricaturistas (aunque no le traten demasiado bien) contribuye a mantener en alza su popularidad.
Caricatura en un estilo naturalista de la actriz Marilyn Monroe. Mediante la pose y la expresión de sus labios se muestra su exuberante sensualidad.
En el estilo más simplista también se pueden realizar caricaturas. En el ejemplo de Woody Allen, el caricaturista resalta en especial aquellas características que aun estando exentas de más detalles, aseguren su semejanza con el personaje caricaturizado.
Una caricatura en un estilo esquemático y con la técnica de tinta bloqueada puede servir para reconocer a un personaje determinado, en este caso Groucho Marx, que se presta a la caricatura con gran facilidad por sus rasgos característicos: un cabello peculiar, sus gruesas cejas, sus gafas singulares y su inconfundible bigote contribuyen a hacerlo fácilmente reconocible.
Los clichés. Un recurso fácil, o…
SERGI CÀMARA.
2009. ROTULADOR SOBRE PAPEL
el reto más difícil. La palabra cliché es
un término tomado del francés que se refiere a cualquier acción, idea, frase o expresión que en su día significó una innovación poderosa, que se ha mantenido a lo largo del tiempo y se ha usado hasta el exceso e incluso el abuso.
Hay quien opina que el uso de clichés denota una grave falta de creatividad por parte de un autor, cuando en realidad puede ser todo lo contrario.
¿Acaso no demuestra ser tremendamente creativo y a la vez original aquel autor que, utilizando un cliché que ya ha sido usado hasta la saciedad…, es capaz de aportar ideas nuevas sobre él?
El siguiente capítulo trata sobre algunos de esos clichés a los que tanto se ha recurrido en humor gráfico. También se intentará demostrar que la utilización de clichés… es la esencia de cualquier historia.
lo importante No está en el “qué”, sino en el “cómo”
lo primero que un autor novel busca en su mente cuando trata de contar una historia –de la especialidad que sea– es “ser original”, y para ello empieza por exigir a sus neuronas que se esfuercen en encontrar aquella historia jamás contada por nadie, aquel argumento que no hasido abordado aún por ningún autor, y que dejará sin aliento a su audiencia precisamente por eso… por su originalidad.
Exactamente el cien por cien de esos intentos terminan en estrepitosos fracasos por una razón muy sencilla: apenas existe una docena de historias que contar. No hay más, y todas ellas fueron contadas (en Occidente al menos) por autores clásicos griegos, romanos e incluso babilónicos. Podríamos denominarlas “historias universales”, muchas de las cuales, a su vez, fueron inspiradas por viejas leyendas orientales.
LOS MODELOS “CLÁSICOS”
Esa docena de historias son comparables a las siete notas musicales; aun habiendo sólo siete, la combinación entre ellas, el tempo, ritmo, armonía, etc., hacen de cada pieza musical una obra única, irrepetible, que nos transmite algo peculiar. Lo mismo sucede con los colores: los tres primarios permiten al pintor obtener, por medio de la mezcla, una infinita diversidad cromática en su paleta.
Amor, odio, celos, envidia, venganza, auxilio, misericordia, sensación de fracaso, de superación, etc. son los argumentos base de las historias en cine, teatro, literatura y cómo no… también en humor gráfico. Por lo tanto, el “qué” está claro, pues sin duda nuestra historia versará sobre alguno de esos temas, ahora bien, nuestra particular combinación de los diferentes sentimientos humanos, sus causas, sus consecuencias, nuestro modo de contar, es decir…, el “cómo” será lo que haga de nuestras historias un material original.
A continuación, veremos algunos de los clichés más reconocibles en humor gráfico, pero cabe reflexionar sobre el resto de historias… ¿Es posible que sean también clichés?
Todas las historias que conocemos, ya sean clásicas o contemporáneas, son constantes readaptaciones de historias universales.
LA ISLA DE LOS NÁUFRAGOS
Probablemente, pocas situaciones hayan generado tantos gags como la isla típica de los náufragos. A simple vista, pocas cosas le pueden suceder a un tipo perdido en la inmensidad del océano y acompañado de una palmera, media docena de cocos y la insignificante porción de tierra que tiene bajo sus pies; no obstante, la creatividad y el ingenio de muchísimos autores lo han convertido en uno de los clichés más característicos porque han sabido explotar el concepto de la soledad para sus dibujos generando un sinfín de divertidas situaciones que constituyen un icono de la imaginería colectiva.
Un gag inconcebible años atrás cuando no existía internet y que hoy puede despertar alguna sonrisa por lo absurdo de encontrar cobertura wifi en una isla tan minúscula y desierta.
“El amor imposible.” Una historia universal al más puro estilo Romeo y Julieta, también puede tener cabida en los gags de náufragos.
PRESOS, REOS, RECLUSOS…
La privacidad de libertad y sus protagonistas, los presos, han proporcionado también una importantísima cantidad de material a humoristas gráficos de todo el mundo. Un individuo entre rejas, a pan y agua, y con una larga condena por delante guarda mucha relación con el cliché del náufrago, ya que no deja de ser alguien obligado a compartir su soledad consigo mismo, a pesar de que este recluso dé más juego por tener en su entorno una mayor cantidad de elementos. En cualquier caso y por alguna curiosa razón, los clichés se crean desde las situaciones más extremas, como la privación de la libertad, hasta las más cotidianas, como el cliché del matrimonio en la cama.
El patio de la prisión es un buen recurso para no limitarse al interior de la celda y dar la oportunidad al protagonista del gag de intercambiar vivencias con otros condenados. A todo cliché hay que buscarle los recursos que puedan darle más juego.
El último deseo de un condenado a muerte ha inspirado hilarantes y descabelladas situaciones cómicas.
EL DIVÁN DEL PSIQUIATRA
El desequilibrio mental, la locura y, en un grado más mínimo y corriente en las sociedades industrializadas, el estrés y la ansiedad, han hecho del psiquiatra un personaje apropiado para numerosos gags. Aunque este tema es antiguo, pues se recurría a él antes incluso de Freud.
El diván del psiquiatra es un buen medio para que el humorista gráfico juegue con las malas pasadas que nos ocasiona nuestra propia mente, las muestre de un modo cómico e incluso a veces absurdo y encuentre rápidamente la empatía del lector, al que le permite, a través del chiste, reírse un poco de sus propios miedos.
El paciente por un lado: un tipo que puede estar como una auténtica regadera y dar lugar al humor más descabellado y absurdo, o bien el paciente acosado por miedos más o menos comunes que harán que el lector se sienta identificado con él.
El psiquiatra por otro: un individuo que puede estar más loco que sus propios pacientes. No cabe duda que con éstos y otros elementos el humor sobre un diván es un campo de ideas inagotable.
En ocasiones, un simple descanso después de una jornada de estrés… puede ser la más reconstituyente de las terapias.
Las terapias de choque o el vencer nuestros miedos por sobredosis de los mismos pueden originar numerosos gags.
LA OLLA DE LOS CANÍBALES
La aventura, el ánimo de explorar e ir en busca de lo desconocido y la adrenalina que todas esas emociones despiertan en los individuos, también tienen su cliché en la típica olla de caníbales; un final algo trágico para lo que se supone debería haber sido una buena aventura, pero ahí está también el porqué del cliché, ese final extremo en el cual se desata lo insólito e inesperado.
Los chistes de caníbales demuestran que los clichés cambian también con los tiempos, y que lo que antes hacía gracia, hoy en día puede estar mal visto o ser de un gusto dudoso. Nos referimos a que tiempo atrás, nadie se hubiese llevado las manos a la cabeza ante un chiste en el cual los caníbales estuviesen a punto de merendarse a un explorador, pero hoy en día, debido a lo que algunos consideran “políticamente correcto”, ciertos sectores de la sociedad protestan enérgicamente ante un chiste —por blanco que sea— en el que alguien de raza negra es mostrado en esa actitud salvaje y primitiva. Esto es lógico en parte, ya que hay determinados aspectos de la conducta humana que, por más arraigados que hayan estado en muchas sociedades (conductas racistas, homófobas, machistas, xenófobas, etc.), deben ser erradicados de nuestras costumbres cotidianas.
La preocupación por la hipertensión de la víctima, teniendo en cuenta que se encuentra en una situación mucho más extrema, sorprende incluso al caníbal.
En este gag de caníbales, y ante la presencia de una exploradora de buen ver, se produce una situación que podría ser incluida en un estilo de humor erótico muy suave.
El humorista gráfico destaca la picaresca que a veces se produce en determinados colectivos sociales.
En los clichés acostumbra a utilizarse un tipo de humor atemporal que suele hacerle bastante universal ya que no recurre a hechos ni a casos puntuales de la actualidad o de localismos determinados.
PITONISAS Y ADIVINOS
El miedo ante un futuro siempre incierto, la incertidumbre y el hecho de tener que tomar decisiones con el riesgo a equivocarse que ello conlleva, dan lugar a otro cliché muy recurrido en el cual sus protagonistas son, por una parte, los personajes preocupados en busca de unos designios positivos, y por otra, las pitonisas o los adivinos, que en la mayoría de los casos darán unas soluciones más que obvias ante problemas con los cuales el lector también puede identificarse a la perfección: futuro laboral, mal de amores, problemas de salud, etc. Como vemos, los clichés recurren muchas veces a situaciones cotidianas en las que sus personajes se enfrentan a sus miedos más primarios. El humor en este tipo de chistes puede ser de todo tipo, pero casi siempre producen en el lector alivio y, en parte, un efecto terapéutico.
Sucesos fortuitos que pueden adoptar todo tipo de significados.
LAS CLASES DESFAVORECIDAS: LOS POBRES
En las sociedades más competitivas, el riesgo de una mala gestión que nos lleve a la miseria es una posibilidad. Que una empresa vaya a la quiebra, deje en la calle a cientos de sus empleados y que éstos y sus familias pasen por una situación de pobreza, aunque sea temporal, es algo que uno no puede controlar. Sin olvidar, claro está, que existe una clase social que se halla en el umbral de esa lastimosa situación y que difícilmente va a poder salir de ella, o cuanto menos, no con poco esfuerzo. De nuevo nos enfrentamos a un temor que, visto tras el prisma del humor, no deja de ser cómico, aunque por otra parte, nos hace tomar conciencia de esa situación concreta. El humor que utiliza a personas pobres como protagonistas, o que de algún modo se refiere a ellas, es algo más que un simple cliché y se convierte en una buena herramienta para que el humorista gráfico haga sátira y crítica social.
El humor de pobres desde el punto de vista de los ricos, sirve para satirizar los abusos y la falta de conciencia de las clases más privilegiadas.
Parece que forma parte de la condición humana que absolutamente siempre… habrá unos pobres que serán más pobres que otros.
VIDA EN PAREJA
Quizá se trata de uno de los clichés más recurrentes, junto con la isla del náufrago, y que sirve como base para la gran mayoría de tramas novelescas, teatrales y cinematográficas. La vida en pareja, el acercamiento sexual, los encuentros esporádicos, la convivencia diaria y sus consecuencias, la creación de una unidad familiar y la posterior llegada de los hijos, etc. Es un cliché que configura todo un mundo de posibilidades y de situaciones que los afilados lápices de los humoristas gráficos no han pasado por alto y en muchas ocasiones nos han hecho reaccionar con una sonrisa ante experiencias que, de un modo u otro, han formado y forman parte de nuestra vida cotidiana. Sin duda, constituye una inagotable fuente de recursos, de esas de las que parece que ya está todo dicho, pero que seguirán inspirando historias por más tiempo que pase.
En las relaciones de pareja, las expectativas del ego masculino suelen mostrarse por encima de la realidad palpable.
El kiosco de prensa está prácticamente presente en todas las sociedades. En ellos se comercializa tal cantidad de objetos que pueden darnos ideas para numerosos gags.
en este capítulo, estaría bien crear un cliché para ir conociendo un poco más de cerca el método de trabajo de un humorista gráfico. Ello consiste en tratar de encontrar la mayor cantidad de recursos posibles referentes a una idea para así poder crear no sólo un gag, sino una sucesión o una buena serie de ellos.
El kiosquero, un individuo por lo general amable, pero que también puede adopter desde la personalidad más afable a la más déspota y antipática.
la Creación de nuestro propio cliché
Podemos iniciar nuestra búsqueda de ideas a partir de una situación, de un hecho concreto, de una localización, etc. Un kiosco de prensa es una buena localización en la que pueden producirse diferentes situaciones, además, en ellos se venden las revistas y los periódicos que publican humor gráfico, así que vamos a tratar de rendirles un simpático homenaje.
El humorista debe asociar a la situación o localización escogida toda una serie de imágenes relacionadas que le harán ir encontrando los distintos golpes de comicidad. Papel, lápiz y un poco de concentración serán herramientas más que suficientes para llevar a cabo esta tarea, por otra parte gratificante y divertida.
EL PROTAGONISTA Y SU ENTORNO
Hemos decidido que el entorno en el cual tendrán lugar nuestros gags será un kiosco. Obviamente, hay otro protagonista, el kiosquero, de modo que empezaremos a trabajar con ambos y a dotarles de un aspecto determinado.
Al igual que en los chistes de náufragos o de caníbales, los personajes que aparezcan en nuestros gags no tienen por qué ser forzosamente siempre los mismos, de modo que podemos crear varios tipos y utilizar el que consideremos más conveniente en cada gag.
IMÁGENES Y RECURSOS RELACIONADOS
El siguiente paso es examinar en detalle todos aquellos personajes, elementos, objetos, etc. que pueden ser de utilidad porque guardan alguna relación con el entorno, situación y con los protagonistas del tema. Hacer esbozos, imaginar situaciones, plantearnos diversas puestas en escena, etc., hará acudir las ideas a nuestra mente poco a poco.
Los lectores de prensa, clientes que adquieren revistas de actualidad o de temas diversos, niños y niñas en busca de chucherías o de cromos coleccionables. La gente de la calle y el ambiente urbano en general, serán posibles personajes secundarios que darán lugar a diversas situaciones en las que hay que saber encontrar la comicidad.
LOS GAGS
Ahora es cuando hay que empezar a imaginar situaciones con el tema que nos hemos propuesto (o que nos hayan encargado), con las imágenes y los recursos relacionados, revisar los garabateos que hemos realizado y hacer algunos nuevos. Es muy probable que en esta fase del trabajo ya se nos hayan ocurrido algunos chistes, de lo contrario, hay que observar más y garabatear nuevos elementos y experimentar con más personajes. Todos esos bocetos deben ser espontáneos y servirnos para desarrollar con ellos las distintas situaciones que fluyan en nuestra mente.
El cliente “respetable” que compra la prensa con el único pretexto de “camuflar” entre sus páginas una revista erótica. Basta un kiosquero indiscreto para crear con ello una situación embarazosa.
Una situación cotidiana, el típico cliente “mirón” que revisa la prensa, pero que finalmente no adquiere un solo periódico. La reflexión y el punto de vista de dicha situación desde la perspectiva del kiosquero puede ser motivo de un gag.
Podemos llevar nuestro kiosco más allá. La exageración casi siempre es un buen recurso humorístico, así que un niño miope… puede confundir un confesionario con el kiosco de su barrio.
Los Materiales
“A FIN DE CUENTAS, TODO ES UN CHISTE.”
Charles Chaplin.
los primeros esbozos
las ideas y los gags son como traidores agazapados que pueden asaltar al humorista gráfico en el momento menos pensado y más inoportuno. El dibujante precavido y conocedor de que, tarde o temprano, se producirán esas emboscadas sin previo aviso, acostumbra a llevar consigo un pequeño cuaderno y un bolígrafo con el cual tomar notas y fijar esas ideas para después dar debida cuenta de ellas.
Ese mismo cuaderno servirá para tomar apuntes rápidos de situaciones que se produzcan en la calle o de composiciones que más tarde puedan inspirarnos para realizar un chiste: parejas paseando, niños jugando en un parque, personas tomando algo en las terrazas de los bares, bocetos de perspectivas, dibujos de fachadas, coches, edificios, etcétera.
Las ilustraciones, los esbozos, notas marginales y garabatos que todo humorista guarda en su cuaderno de campo corresponden a ideas pasajeras y fugaces capturadas en breves instantes.
¿QUÉ USAR?
El material para plasmar los primeros esbozos y aprisionar las ideas fugaces que acudan a nuestra mente debe ser muy simple:
Un lápiz, un bolígrafo o un rotulador. Cualquier instrumento que escriba servirá, pero mejor optar por uno con el que nos sintamos cómodos y que seamos capaces de manejar con agilidad.
Un cuaderno. De papel cuadriculado, blanco, milimetrado, etc., todos sirven, lo importante es que podamos escribir y esbozar dibujos en él. Siempre será mejor cualquier tipo de cuaderno que la servilleta de papel de un bar, o que el vano intento de retener una idea en la memoria, pues luego… rara vez seremos capaces de recordarla con exactitud y nunca sabremos si hubiese sido el embrión para desarrollar un buen chiste.
Equipo de trabajo básico del humorista gráfico cuando se encuentra fuera de su estudio. Portátil y manejable, pero con capacidad para albergar buenas ideas y embriones de futuros e inmejorables chistes.
En ocasiones, es útil repasar viejos dibujos e incluso de anteriores cuadernos con el fin de rescatar alguna idea que en su día no supimos llevar a buen fin, pero para la que quizás ahora haya llegado el momento. Si disponemos de tiempo, podemos llevar con nosotros material más sofisticado y experimentar libremente con distintas técnicas que no se limiten al lápiz, al bolígrafo o al rotulador.
Lápices y portaminas: el material esencial
los lápices con punta de grafito constituyen el utensilio esencial para cualquier actividad relacionada con el dibujo. Su mina, compuesta por ese material, ofrece una gran precisión en el trazo y un fácil borrado. El grafito se presenta en polvo, en barras (de diferentes grosores y calidades grasas) y en forma de lápiz de madera convencional (en una amplia gama de durezas que determinan la intensidad del trazo).
LOS LÁPICES CONVENCIONALES
Esta última forma es la más adecuada, y la más utilizada, para plasmar el humor gráfico. La gran ventaja del lápiz de grafito es su versatilidad tanto para desarrollar bocetos sueltos y con rápidos trazos como para precisar los detalles de acabado final.
Se comercializa una amplia gama de minas que permiten una gran variedad de calidades y acabados.
El lápiz de grafito, por su simplicidad y fácil transporte, permite realizar el trabajo desde la terraza de cualquier cafetería o restaurante. Además, proporciona por sí solo un buen acabado final.
Un lápiz de mina de grafito permite crear trabajos simples de línea suelta y fresca, o bien dibujos en extremo elaborados con una gran variedad de semitonos.
El lápiz duro, cuya densidad va desde el “H” hasta el “8H”, es utilizado por algunos humoristas para perfilar el boceto, aunque su color de trazo es ligeramente grisáceo. El lápiz blando, cuya densidad va desde el “B” hasta el “8B”, acostumbra a ser el grafito preferido por los dibujantes, ya que su mina permite dar muchos matices: se puede biselar la punta y trabajar con distintos grosores de trazo, o afilarla y perfilar detalles de acabado creando un gran contraste con el blanco del papel.
LOS PORTAMINAS
Tienen la misma utilidad y efectividad que los lápices convencionales, pero con la ventaja de que no hay que sacarles punta constantemente e, incluso, permiten el intercambio de minas de diferentes colores. Los portaminas de dibujo tienen capacidad para una mina de 2 mm, mientras que los estilógrafos (que también pueden usarse para dibujar) permiten trabajar con grosores de mina desde 0,3 a 0,7 mm, pero con preferencia los de 0,5 mm si es para dibujo.
La versatilidad del lápiz de grafito lo convierte en una herramienta incomparable: permite realizar un buen trazo y, además, infinidad de efectos de texturado y semitonos.
Los portaminas se sirven en diferentes colores, bien sea para distinguir la dureza del grafito que llevan en su interior, o bien para identificar el color de mina que corresponde a cada uno de ellos.
Los lápices convencionales presentan diversas durezas de mina que hacen posible trabajar el trazo de formas distintas.
TRABAJAR CON EL ROJO Y EL NEGRO
Algunos dibujantes (no sólo los humoristas gráficos) han experimentado con la posibilidad de realizar sus bocetos en dos colores: con el lápiz rojo realizan un boceto previo que les sirve para crear la composición global de la escena, las proporciones y la pose de los personajes, e incluso para plasmar en parte la expresividad de éstos. Se trata de un preesbozo cuyo fin es marcar las pautas iniciales de lo que será el boceto final. Después, con el lápiz negro, se termina de perfilar el conjunto, dar las formas correctas y añadir los detalles.
Esta técnica tiene una ventaja doble: a los dibujantes que les gusta concluir su obra con lápiz de grafito, realizar el esbozo en rojo les supone lo mismo que hacerlo en lápiz negro convencional y luego pasarlo a tinta. El proceso de acabado lo llevan a cabo con el ordenador: eliminan el rojo con el mezclador de canales de cualquier software que permita manipular imágenes y después contrastan el trazo negro para que gane intensidad. La otra ventaja es que, en caso de pasar a tinta, el proceso descrito antes con el ordenador pueden realizarlo igualmente, pero se ahorran el trabajo de borrar el lápiz una vez esté el dibujo entintado.
Estado previo del dibujo con el boceto en rojo.
Tras eliminar el rojo y contrastar el negro para darle intensidad, conseguiremos el acabado de nuestro original. Esta técnica permite que el arte final mantenga la frescura del boceto, algo que a veces se pierde durante el entintado.
Realizar el boceto previo con rojo y después perfilar en negro asegura una mayor certeza en la puesta en escena y en la composición, así como en las proporciones de los personajes.
Cualquier dibujo que realicemos en rojo lo podemos terminar (con la técnica que escojamos) directamente encima y sobre el mismo papel. Una vez pasado al ordenador, nos ahorramos el borrado del boceto y, con ello, evitamos el consiguiente riesgo de estropear el arte final.
LAS GOMAS DE BORRAR
Existe una máxima que reza: “El buen dibujante no borra, el buen dibujante… rompe el papel y empieza de nuevo”. Con independencia de la opción que escojamos, la realidad es que por borrar más o menos o por amontonar montañas de papeles arrugados a los pies de la mesa de dibujo, no vamos a ser mejores ni peores dibujantes.
Si hemos optado por borrar, debemos saber que en el mercado hay una gran variedad de gomas de borrar que permiten trabajar con comodidad: manuales, eléctricas, duras, blandas, de colores y formas diversas, en portagomas y extensibles, con capuchón, sin capuchón… un sinfín de posibilidades con las que experimentar y entre las cuales seleccionar aquéllas más afines a nuestros gustos e intereses.
Lo importante es el “cómo” la usemos más que el “qué” goma usemos. La goma debe deslizarse con suavidad por encima del dibujo tratando de eliminar la parte del trazo seleccionada. Incluso la goma más blanda del mercado puede ocasionar un potente agujero en la superficie del papel si en lugar de borrar esa parte del trazo nos ensañamos con él con el propósito de “exterminarlo”.
Esto último suele suceder cuando el trabajo ya está pasado a tinta y decidimos eliminar los restos del boceto a lápiz. Hay que extremar el cuidado en esa parte del proceso para no malograr el arte final.
Diversos modelos y formas de goma, desde las más convencionales hasta las más duras y suaves. La goma moldeable resulta ideal para trabajos de precisión, ya que permite ajustar la punta a la medida deseada.
La tinta será el material utilizado en los trabajos realizados con pincel o plumilla.
el arte de pasar a tinta
este proceso es el resultado final que el espectador verá impreso en el dominical, el periódico o la revista que adquiera en su quiosco habitual, de modo que habrá que seleccionar con gran cuidado los materiales fundamentales que permitan dar a nuestro dibujo el acabado que más nos satisfaga.
LA TINTA Y LOS PINCELES
Los pinceles son materiales delicados. Requieren cuidados especiales para mantener sus cerdas de forma homogénea y gozar de larga vida, algo que saben bien y que cumplen los humoristas gráficos, ya que los buenos pinceles no son económicos.
Trabajar con tinta requiere tener a mano: un papel para hacer pruebas, ver la intensidad de la pincelada y ensayar previamente el entintado del trabajo final; un recipiente con agua para diluir la tinta y limpiar los utensilios una vez terminado el trabajo; un trapo para limpiar la punta del pincel o secar los excesos de tinta o de agua, etcétera.
Escogemos el pincel en función de las características del dibujo.
El pincel nos permite realizar trazos fluctuantes de gran atractivo, ya sean gruesos o finos, representar texturas naturales para conseguir semitonos y obtener el negro más opaco.
La variedad de pinceles que se comercializan es extensa, incluye pinceles de pelo sintético y pinceles de pelo natural, estos últimos de muy diferentes especies. También existen diversos tipos de puntas: redondeadas, en forma de lengua de gato, planas, etc. y en distintos grosores.
EL ROTULADOR PINCEL
El fabuloso rotulador con punta de pincel permite conseguir el máximo resultado con el mínimo esfuerzo. Este instrumento funciona como un rotulador (tinta incorporada en un cuerpo, por lo general, de plástico), pero, a su vez, realiza un trazo casi idéntico al del pincel. Algunos son de tinta recargable y todos se muestran sensibles a la presión ejercida sobre la superficie del papel, de modo que permite extraer de él infinitas posibilidades de trazo.
Los rotuladores con punta de pincel ofrecen un trazo tan matizado que resulta casi imposible distinguirlo del de los pinceles clásicos y convencionales
LAS PLUMILLAS
Hoy en día, aún se encuentran infinidad de plumillas en algunas tiendas muy especializadas, pero se trata de encontrar aquellas que mejor se adapten al dibujo y experimentar con ellas: las Turnip-Nib ofrecen un trazo fino y de líneas uniformes. Las Round-Nib permiten variar el trazo según la presión ejercida. Las primeras son útiles para trabajos de fondos, mientras que las segundas suelen utilizarse más para personajes o elementos que deban destacarse en primeros términos.
Trabajar con plumilla requiere una buena dosis de paciencia y práctica para conocer de antemano cómo será el trazo. No obstante, los resultados son muy gratificantes.
Rotuladores, plumas estilográficas y bolígrafos
todos estos materiales son perfectamente portátiles y resulta habitual llevar siempre alguno de ellos encima. En líneas generales, son muy económicos, ofrecen grandes prestaciones y cada día aparecen modelos nuevos con diversas posibilidades, texturas, calidades y colores. Resultan de fácil manejo para principiantes pero también son muy utilizados por gran cantidad de profesionales.